Los habitantes de la isla mexicana reivindican un turismo sostenible alejado de la construcción de grandes infraestructuras hoteleras.
Luis Rodríguez/Jon Veen – 04/09/2018. Holbox
El aumento del turismo en la isla mexicana de Holbox, situada al norte de la península de Yucatán, ha generado un cambio en el modelo económico tradicional en la población. Desde hace cinco años, la isla recibe alrededor de 12.000 turistas en temporada alta; una cifra que ha puesto en jaque los recursos totales con los que cuenta la población. Pese que a los holboxeños se han resistido a la entrada de grandes proyectos turísticos, la isla se enfrenta ahora a varios problemas como la reducción de la pesca tradicional, el elevado número de hoteles o el abastecimiento de servicios básicos.
El número de turistas aumentó de forma cuantiosa desde hace seis años. Años atrás, la radiografía de la isla era bien distinta. Sus residentes apenas llegaban a trescientos en un ambiente más rústico, con casas que se construían con madera y palma de guano, sin ningún tipo de cableado eléctrico, y con solo un hotel edificado, el Hotel Los Arcos, situado en pleno corazón de la localidad. A día de hoy, el parque de viviendas cuenta con más de 100 complejos hoteleros y se esperan más, aunque aún se encuentran en fase de construcción, tal y como han confirmado fuentes locales. Además, la mancha urbana se extiende ya desde el poblado fundacional hasta Punta Cocos, al oeste de la isla.
Sin embargo, los holboxeños a través de numerosas reivindicaciones han conseguido frenar el avance de grandes proyectos turísticos como la construcción de complejos hoteleros, además de la entrada de grandes empresas multinacionales que provocaría un desajuste en la identidad rural y natural que caracteriza a este enclave natural. El efecto más notorio del turismo en Holbox ha sido la reducción de su actividad comercial tradicional: la pesca. Los holboxeños dedican ahora gran parte de su economía al sector turístico. Fulgencio Giménez, vecino de Holbox y natural de la isla, se ha dedicado toda su vida a la pesca y ve ahora con mucha preocupación el giro que ha experimentado su economía. Además, explica que las mismas actividades pesqueras son ahora explotadas como reclamo turístico, como es el caso del nado con el tiburón ballena.
El elevado número de complejos hoteleros y el descenso de la actividad pesquera no son sólo las únicas consecuencias de la creciente turistificación de la zona. El colapso también comienza a ser acusado en las calles. Según David Márquez, vecino de Holbox y trabajador local, se han producido casos de delincuencia antes inexistentes debido a la llegada de forasteros que buscan hacerse “dueños de lo ajeno”. También, el nivel de basura acumulada en sus calles crece desmesuradamente, y los recursos (agua, drenaje y luz) están previstos para abastecer a no más de 2000 personas. Además, dichas vías se han visto afectadas por la falta de alcantarillado, ya que tanto los taxis como las motocicletas impiden que la arena pueda filtrar adecuadamente las lluvias. “La gente viene por los selfies, no por escuchar mis explicaciones acerca de la isla”, añade. Para David, estos cambios estructurales han conllevado la migración de antiguos residentes fuera de la isla. Descongestionar el colapso al que está abocado este lugar es para él la única forma de garantizar la vida y el futuro de Holbox.