En los desayunos podemos notar los restos gastronómicos del pasado colonial inglés de Uganda.
Tras las más de 15 horas que llevan los expedicionarios recorriendo Uganda con su camión, no dejan de sorprenderse de la belleza de sus paisajes.
«Los ugandeses somos más fuertes porque comemos carne natural, vosotros (los expedicionarios) coméis demasiada comida procesada, por eso sois tan débiles» Joseph, 16 años, carnicero.
Tapones de botella y un tablero reciclados. La diversión no tiene fronteras. Los tahinos se pusieron a jugar con la gente local en la región de Fort Portal.
Las altas temperaturas acechan Uganda como en diferentes partes del planeta. Su población no duda en resguardarse en cualquier rincón para protegerse de estas.
Robert, con vehemencia, guió a los tahinos durante la visita a las Cuevas de Amabere Ga Nyinamwiru. El nombre hace referencia a la hija del rey Bukuku que reinó en el siglo XIV.
La herencia mitológica y cultural de este lugar mágico se deja entrever entre sus aguas, cuevas y cascadas.
Los expedicionarios emprenden el camino para coronar los diferentes Crater Lakes de esta región, ubicada en el Valle del Rift.
Des del punto más alto de la ruta se pueden observar los distintos Crater Lakes. Este, en concreto, es el Lake Kigere. En el dialecto local significa pie, cuyo nombre fue puesto debido al parecido con la huella de la princesa Nyinamwiru.
Ikigui, uno de los guías, comparte su gran conocimiento del lugar con Clàudia, una de las expedicionarias.
Mark, el guía de la expedición, ha llevado al grupo a un concierto de TAJ BAND, que tocó con Pablo Alborán en su viaje a Uganda.